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¿Para qué sirve la Retórica de Aristóteles en la Psicoterapia Gestalt?

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Por: Heddy Gabriela Barrios Maraver quien es alumna de la Maestría en Psicoterapia Gestalt en la Universidad Gestalt

Nota del editor: El uso de la retórica de Aristóteles dentro del ámbito terapéutico Gestalt es una idea original del maestro Diego Salama

INTRODUCCIÓN

La psicoterapia Gestalt es, ante todo, una filosofía de vida; es una terapia que se basa en la experiencia, enfatiza el aquí y el ahora y reintegra las partes fragmentadas de la personalidad (Perls, 2001). Tiene como objetivo principal lograr que el paciente alcance su autoapoyo, en vez de estarlo buscando en el ambiente o en otras personas.

Según Wikipedia, la retórica es un instrumento de debate práctico, una herramienta para persuadir a grandes audiencias usando el conocimiento probable para resolver asuntos prácticos. El objetivo principal de la retórica es lograr persuadir a una persona o a una audiencia.

En este ensayo se busca, como objetivo principal, mostrar la función de la retórica aristotélica en la psicoterapia Gestalt.

 

 

De acuerdo con Aristóteles, existen tres formas de persuasión en los que un orador debería confiar: los basados en la credibilidad (ethos), en las emociones y en la psicología de los oyentes (pathos), y en los patrones de razonamiento (logos) (Retórica-Aristóteles, s.f).

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(Imagen tomada de: http://ellidercristiano.blogspot.mx/2013/10/el-lider-y-la-persuasion.html

Ethos: a través de éste se establece la credibilidad del orador/terapeuta. Para establecer la propia credibilidad se deben tomar en cuenta las acciones del terapeuta, ya que la credibilidad no se establece mediante las palabras sino mediante el ejemplo. Una vez que la credibilidad del terapeuta queda establecida, el paciente considera que éste tiene la capacidad para tratarlo, lo acepta y esto genera confianza. Cuando el paciente siente confianza puede ser persuadido.

Pathos: una vez que el paciente siente seguridad y confianza para abrirse y establecer un vínculo, entonces se crea el ambiente psicológico apropiado, donde el paciente se siente cómodo. Si el terapeuta escucha activamente, de manera natural ocurrirá la empatía; el terapeuta respeta que el paciente vaya a terapia y quiera trabajar como también respeta que no quiera asistir o trabajar. Es importante recordar que el terapeuta no se involucra con el paciente. Al haber empatía, producto de una escucha activa por parte del terapeuta, el paciente siente motivación y el terapeuta tratará de facilitar que el paciente resuelva problemas que él mismo creó, y así facilita el autodescubrimiento del paciente. Según Salama (2008), “el contacto del terapeuta con su paciente se caracteriza por la empatía y la habilidad que el profesional tenga para imaginarse la experiencia de la otra persona, mientras conserva la propia identidad” (p.117)

Logos: se establecen la razones, la confirmación de la comunicación (por ejemplo, ¿por qué A devalúa a B?). Aquí los argumentos deben ser claros y convincentes, pueden incluirse mediciones y de esta manera se le facilita al paciente un entendimiento del problema, capta la esencia del problema y lo que antes podía tener una percepción desfavorable ahora puede ser favorable ( A devalúa a B porque C devaluaba a A debido a que C prefería a B).

Aristóteles señala que las emociones hacen que los hombres cambien de opinión en relación a sus juicios. Como tales, las emociones tienen causas y efectos específicos. Por lo tanto, un orador (terapeuta) puede emplear su razón como estímulo para la emoción deseada en la audiencia (paciente). Sin embargo, Aristóteles afirma que, junto al pathos, se debe mostrar ethos, que para Aristóteles abarca la sabiduría, la virtud y la buena voluntad (“Retórica-Aristóteles, s.f).

Guzmán (2008) asegura que “desde los albores de la búsqueda del conocimiento se identifica el interés por desentrañar el proceso de la comunicación humana, como se observa en el modelo retórico de la comunicación desarrollado por  Aristóteles desde el siglo IV A.C.” (parr. 3).

“La palabra ‘comunicación’ proviene del termino ‘comunicare’ que significa poner en común, lo que implica la interacción entre los comunicantes, no sólo la transmisión de mensajes de una forma unilateral;  la comunicación, en su nivel interpersonal, pone el acento en la comprensión de la comunicación como interacción, como vínculo social, recuperando así entonces las definiciones originarias del término” (Rizo, 2006, p. 9).

Desde la fenomenología, a principios del siglo XX,  Max Wertheimer, Wofgang Kohler y Kurt Koffka, trabajaron sobre el estudio de la percepción y gestaron una escuela que tendría gran impacto en el estudio de la comunicación, nos referimos a la psicología de la Gestalt,  según la cual se piensa que los fenómenos psicológicos deben ser estudiados holísticamente, sin fragmentarlos en partes, ni aislarlos de su entorno, ya que esto destruye sus característica unitarias, estudiando la conducta y la experiencia como un todo. (Guzmán, 2008, parr. 16).

La palabra Gestalt no tiene un significado exacto y único en español, sin embargo, se ha optado por traducirla como todo, círculo o estructura. Wertheimer, Kohler y Koffka incursionaron en el estudio de la percepción y desarrollaron su teoría de la Gestalt en cuanto a la estructuración del campo perceptivo. Otra de sus grandes aportaciones fue el concepto de figura-fondo: las percepciones son organizadas de modo que siempre hay una figura que resalta sobre un fondo, y que la figura que emerge, la que se percibe como relevante, depende de una serie de factores psicológicos como son las experiencias previas de las personas, sus necesidades, entre muchos otros factores (Guzmán, 2008).

Guzmán (2008) afirma que Fritz Perls lleva la teoría gestáltica de la percepción al campo de la psicología humanista, de la que toma los principios de la percepción y los aplica al campo de la estructuración psicológica de la persona bajo la perspectiva del existencial-humanismo. Esta comprensión empática permite a la persona, a través de su comunicación, mejorar sus relaciones con los demás pudiendo tener la capacidad de atender a lo que el otro dice y comprendiendo cómo se siente y apreciando el verdadero significado de su mensaje.

En la retórica de Aristóteles se dan conceptos como holismo, figura-fondo y el contacto, ocurre en el aquí y el ahora sin importar el futuro y el pasado sólo se toma en cuenta para rastrear. En la terapia, el paciente ignora alguna de las tres formas de persuasión (ethos, pathos, logos) y el terapeuta tratará de lograr de que se dé cuenta o examinará cuál es el más débil, a través de la técnica de entrevista, y lo explorará.

En la psicoterapia Gestalt existen tres zonas de relación: la zona interna que tiene lugar de la piel hacia adentro, es decir, se refiere al sentimiento; la zona externa que tiene lugar de la piel hacia afuera, lo que ocurre en el mundo exterior que se experimenta a través de los sentidos y, por último, la zona de la fantasía, que corresponde al pensamiento. El continuo de conciencia comprende estas tres zonas de relación en interrelación, las tres son necesarias para un sano funcionamiento de la mente de la persona. Los tres son necesarios para que exista un equilibrio y la persona pueda experimentar un proceso de autorregulación. Igualmente, “permite la toma de responsabilidades y la acción integradora de la totalidad”. (Salama, 2008, p.80). De la misma manera ocurre con la retórica de Aristóteles; se podría equiparar la zona interna con el pathos, la zona externa con el ethos y la zona de la fantasía con el logos.

Se necesita un orden en la psicoterapia Gestalt, un equilibrio, un contacto que se puede obtener aplicando la retórica aristotélica. La psicoterapia Gestalt toma en cuenta la totalidad de la persona. “La dirección sin energía es estéril, y la energía sin dirección es caos” (Arana, 2013).

CONCLUSIÓN

El terapeuta necesita hacer uso de la persuasión para transmitir su energía: pasión, poder, motivación y fuerza, y antes de convencer usando el logos (convicción), primero necesita dejar sentado el pathos (emociones) y el ethos (credibilidad), de acuerdo a los elementos retóricos definidos en la filosofía griega.

Después de todo lo expuesto con anterioridad, se sugiere, principalmente, que la retórica de Aristóteles en la psicoterapia Gestalt sirve para establecer una comunicación asertiva con el paciente; también sirve para persuadir al paciente y es una gran herramienta para que el paciente llegue a su autodescubrimiento para así poder llegar al autoapoyo, objetivo de importancia clave en la psicoterapia Gestalt.

BIBLIOGRAFÍA

Arana, A. (2013) El líder y la persuasión [en línea]. Recuperado de: http://ellidercristiano.blogspot.mx/2013/10/el-lider-y-la-persuasion.html

Guzmán, M. (2008). De la fenomenología existencial a la comunicología. Razón y palabra, 64. Recuperado de: http://www.razonypalabra.org.mx/N/n64/actual/mrgarza.html

Perls, F. (2001).El enfoque gestalt y testigos de terapia. Santiago de Chile: Editorial Cuatro Vientos.

Retórica-Aristóteles, (s.f). En Wikipedia. Recuperado el 8 de diciembre de 2015 de: https://es.wikipedia.org/wiki/Retórica_(Aristóteles)

Rizo, M. (2006). Comunicación Interpersonal. Introducción a sus aspectos teóricos, metodológicos y empíricos. México: Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Salama, H. (2008). Gestalt de persona a persona. México: Alfaomega.

Salama, D. (2015). Apuntes de Comunicación 1, México, Maestría en Psicoterapia Gestalt, Universidad Gestalt.


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