Por: Lic. Guadalupe Zamora Mercado quien es alumna de la Maestría en Psicoterapia Gestalt de la Universidad Gestalt
El Dr. Héctor Salama, en su libro “Psicoterapia Gestalt, Proceso y Metología”, 4ª Edición, menciona: “independientemente de la forma en que se lleve a cabo la elección por parte del terapeuta, de determinadas preguntas y niveles de indagación, la historia clínica proporciona las dimensiones del posible manejo terapéutico y un bosquejo de las posibilidades de la tarea de evaluación.”
Es conveniente resaltar que el hecho de que el paciente haya tomado la decisión de tomar terapia, nos dice que desea conocerse más y estar bien, mejorando su calidad de vida.
La historia clínica es el documento esencial del aprendizaje y la práctica clínica. Las primeras historias clínicas completas están contenidas en los libros Las Epidemias I y III del Corpus Hipocraticum. Su elaboración se recupera en la Edad Media con Los Consilea y se mantiene a lo largo del renacimiento denominándose Observatio. Sydenham perfecciona su contenido completándose a lo largo del s. XVIII con el método anatomoclínico y del XIX con el desarrollo de técnicas fisiopatológicas. El s. XX representa un rápido crecimiento de pruebas complementarias con aumento de la complejidad de la historia clínica que se convierte en multidisciplinar y de obligado cumplimiento. La informatización de la historia clínica conllevará cambios radicales en el S. XXI.
El uso del genograma, en la historia clínica, nos proporciona el árbol familiar, con información de cada uno de sus miembros por tres generaciones, lo cual nos permite conocer un rápido gestalt de complejas normas familiares; nos proporciona información del origen de un problema clínico y su relación con el contexto y evolución familiar a través del tiempo.
El motivo de consulta tiene su historia la cual puede venir acompañada de síntomas somáticos o de repercusiones familiares o de trastornos. La Historia clínica, nos permite conocer los antecedentes familiares, número de hermanos, enfermedades, divorcios, fallecimientos, cambios de residencia, etc., situaciones que pueden influir en la vida y el comportamiento del paciente. Nos da una visión de su grado de educación, lo que nos permite determinar el trato que debemos tener con él, el tipo de literatura que podremos recomendar en el caso que se considere conveniente. Todo ello para que le permita conocer y mejorar su vida.
Para poder cumplir con el objetivo de la terapia es necesario que el terapeuta tome en cuenta todos los antecedentes que trae el paciente, y que servirán de base para hacer su trabajo terapéutico más efectivo.
La aplicación del TPG, nos proporciona una información muy clara de cuáles son los bloqueos que presenta el paciente, en relación al motivo de consulta. De ahí que con esa información el terapeuta puede decidirse a qué tipo de terapia aplicar.
Sabemos que la historia clínica es un documento fundamental que el psicoterapeuta debe llevar a cabo con sus pacientes para un adecuado tratamiento. Esta contiene los antecedentes personales y familiares, sus hábitos y todo aquello que nos permite conocer su estado de salud y su historia de vida. Asimismo, nos da la oportunidad de hacer contacto con el paciente de una forma no tan directa que se pueda considerar agresiva, lo que permitirá llegar a un diagnóstico. Nos ayuda en general a conocer al paciente, a entablar una relación con él y sobre todo a saber qué tipo de tratamiento se llevará a cabo.
BIBLIOGRAFIA.
- Salama, H. (2007). Psicoterapia Gestalt: Proceso y Metodología. (ed. cuarta). México, D.F. Alfaomega Grupo Editor.
- Salama, H. (2012). Gestalt 2.0. Actualización en Psicoterapia Gestalt. (ed. primera) México, D.F. Alfaomega Grupo Editor.
- Dialnet, Historia de la Historia Clínica, dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4056927.pdf
- McGoldrick, Monica y Gerson Randy. Genogramas en la Evaluación Familiar.Barcelona, 2005. Editorial Gedisa.